La verdad está en el corazón, la llamita de luz que emite amor. Cuando algo o alguien nos hacen daño, esa llama se torna llena de enfado, frustración, etc…, todo ello se queda impregnado en nosotros y aunque pensemos, “el enfado ya paso”, sigue estando ahí y nos influye.
Reiki nos ayuda a llegar a la causa, a la raíz del problema, ocupándose de nuestra trasformación, nos sentiremos capaces de tomar las riendas de nuestra vida, sentiremos que el camino a seguir se vuelve más luminoso y gratificante.
Cada vez más nos desconectamos de nuestro yo, de esa llama de amor, dejándonos llevar por las pruebas que se nos presentan en el día a día, en el trabajo, la familia, los hijos, la pareja.
Todo esto nos sucede, porque, olvidamos en principio, que somos seres de luz, si no somos capaces de ver nuestra luz interior ¿cómo vamos a ver la de los demás?